Hace
referencia al dúo del bachatero Raulín Rodríguez y la soprano Nathalie Peña
Comas en los Soberanos 2014.
Por Wanchy
Medina
Twitter:
@WanchyMedina
Hace tiempo tenía la deuda con algunos amigos de referirme
al ya famoso dúo del bachatero Raulín Rodríguez y la soprano Nathalie Peña
Comas en la gala de los premios soberanos 2014 de la República Dominicana.
Hoy ha llegado la oportunidad y lo haré sobre la base de mis limitados conocimientos
de óperas.
Los cantantes liricos por las edades tuvieron un gran respaldo de toda
Europa, en especial de Italia; en una época todo el que deseaba proyectarse en los escenarios operísticos
debía tener como crisol algún maestro Italiano. No era para menos, pues fue allí
donde comenzó el mundo de la ópera su desarrollo.
La ópera y los eventos clásicos por años tuvieron encerrados en teatros y
localidades especiales para un público selecto, esto hasta que llegó un magante
llamado Tibor Rudas, y es quien se idea la formula de llevar la ópera a grandes
escenarios, con cuantioso público y hacerlo un evento masivo accesible a todo
público.
Esta idea encontró resistencia en un grupo de maestros, cantantes y
críticos llamados los puritanos, que planteaban
tal acción como la secularización y profanación de la ópera, uno de
los más ácidos críticos fue el gran tenor canario Alfredo Kraus.
Sin embargo, la oposición de este poderoso sector no produjo la inacción
de las ideas Rudas, y es cuando comienzan hacerse conciertos multitudinarios,
primero con Pavarotti como artista principal, y luego los llamados “Tres
Tenores”.
Esto marcó el principio del enlace entre la ópera y los cantantes
seculares, en lo adelante hemos vistos con frecuencia como sopranos y tenores
no escatiman esfuerzos por interpretar dúos y canciones populares para hacer adaptación
lírica.
Es generalmente conocido que la voz humana se clasifica en seis variables,
los hombres son tenores, barítonos y bajos; en cambio las mujeres se estilan
sopranos, mezzosoprano y contralto.
Tanto en el hombre como en la mujer los dos rangos de voz que tienen que
tocar el cenit son el tenor y la soprano, son las voces que las gente le gusta escuchar
para sentir con la precisión que tocan las alturas; nadie se puede llamar tenor
si sus notas no pueden bordear los registros inalcanzables para barítonos y
bajos, de igual forma las sopranos lograr las alturas de las notas musicales
cual castrati, y si a esto se agrega una coloratura, el talento es mucho mayor estimable.
Lo dicho anteriormente siempre es tomando en cuenta por los arreglistas y
compositores, pues tienen que saber cual tipo de voz es que va a cantar sus
arreglos.
Claro, que hay casos especiales donde canción a desafiar no tiene al
final una nota aguda que concite minutos de aplauso, como lo requerirá el tenor
o la soprano para poner de pie al auditorio; pero esos casos tiene una
singularidad; por ejemplo, La Flauta Mágica de Mozart una interpretación que su
final es mediano, pero todo el cuerpo de la canción la interprete se la pasa
haciendo juegos de tonalidades y zigzagueos difíciles que deslumbran a los
espectadores.
En el caso del hombre, podemos mencionar una canción que no toca la
cúspide al final sin embargo, toda su entonación se mantiene a una altura difícil
de sostener, es el caso de la canción “Caruso”, un tema tan peligroso que los
tenores spintos ni los ligeros se atreven a desafiar.
Es centrado en esta tesis, que puedo concluir, sobre el caso de presentación
de Nathalie y Raulín en la canción “Esta Noche”, donde la soprano no lucio el
poder de su voz ni los vibratos necesarios para merecer buena respuesta de la
crítica que siguen de la ópera.
No hay razón alguna por la cual el arreglista de esa canción haya querido
que la soprano no emitiera un tono agudo final para decirle a los espectadores:
“Aquí está cantando una soprano”, peor
aún, si vuelven y escuchan la interpretación se darán cuenta que ella nunca
exhibió un poderoso tono que hiciera vibrar el público.
Es posible algunas personas al no estar acostumbrados a escuchar este tipo de
artista estuvieran conformes con la presentación, sin embargo una soprano que
no se presenta al público abierto con frecuencia, no debe desaprovechar la
oportunidad para colocarle una octava a tan fácil canción que se le ofreció descifrar.
La joven soprano Peña, es una artista depurada y con gran talento, he
tenido la oportunidad de verla cantar en vivo y tiene una destreza singular.
Estoy seguro que tendrá otra oportunidad para demostrar al país en televisión abierta el poder de su
voz.
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