Hace
dos semanas falleció de un cáncer en el cerebro, quien fuera considerado el
mejor barítono de las últimas tres décadas, Dmitri Hvorostovsky; su deceso se
produce en el momento más estelar de su brillante carrera.
Hvorostovsky,
de 55 años, el cual para la edad de cantante lírico es relativamente joven,
sufrió en los últimos tres años de la ominosa enfermedad que ha acabado con su
talento.
El
Ruso, quien llevó su voz a los principales escenarios clásicos del planeta, era
vitoreado por su singular histrionismo y sus particulares interpretaciones del
repertorio verdiano (Giuseppe Verdi), del cual es el patrón a seguir de
los jóvenes intérpretes de voces intermedia, tanto bajos como barítonos.
Como
es normal, los tenores en el ambiente clásico son los más connotados, por tocar
la cúspides notas que suelen cantar, no así a los barítonos, quienes generalmente
tienen un éxito secundario por los roles interpretan.
Sin
embargo, este no fue el caso de Hvorostovsky, quien junto a los legendarios
bajos Samuel Ramey, y Bryn Terfel, dejan un legado interesante por su éxito en
el difícil esquema del bel canto internacional.
Unas
de las características que hacía especial al legendario barítono fallecido, era
su versatilidad para cantar en varios idiomas, ya que podía hacerlo en su
lengua natal, rusa, además de francés, italiano, inglés y alemán;
considerándose así como uno de los interpretes líricos, junto a Plácido Domingo
y Sarah Brightman que podía extender su repertorio a una mayor cantidad de
lenguas.
Para
el año 2015, al ser diagnosticado con el tenebroso padecimiento, la cual lo
postró de forma irreversible, Dmitri Hvorostovsky, dispuso una suma
considerable de recursos para la investigación de la enfermedad a través de la
fundación londinense Cancer Research UK.
Tal
acción, lo convierte ya no solo en un gran artista ido a destiempo, sino en
filántropo post mortem.
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