Por Augusto Soto
Pasado el ecuador de una presidencia española de la UE gestionada con gran profesionalismo, impulsada con trabas y sin posibilidad de acometer aspectos transformadores, se hace más deseable que en relación con la política exterior Madrid piense en el largo plazo más allá de la presidencia. Esto es, que lea hacia dónde apunta la perspectiva renacionalizadora de los países grandes de la UE, que considere el impacto que dejará la crisis financiera en nuestro continente, y que saque la lógica conclusión de que necesita acelerar una presencia global propia. Claro que esto ocurre cuando el resto del mundo se decanta por mirar tanto o más hacia Asia que hacia Europa.
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Mientras se sigue pensando en poner en práctica el servicio exterior europeo y especializarlo por zonas geográficas del planeta, España necesita apurar por su propia cuenta algo que sabe desde hace tiempo. En efecto, más allá del capital de buena voluntad que se pueda aportar en la relación con Rusia (lo que por ejemplo allana las cosas en una cumbre de la UE con Moscú), no podemos competir con Alemania en su grado de conocimiento e intercambio con Rusia y con el espacio de la ex URSS. Igual ocurre con Asia meridional para el caso de Gran Bretaña y con Francia en el África francófona (con la excepción de Marruecos). Es una cuestión de historia, de medios y de recursos humanos.
Mientras se sigue pensando en poner en práctica el servicio exterior europeo y especializarlo por zonas geográficas del planeta, España necesita apurar por su propia cuenta algo que sabe desde hace tiempo. En efecto, más allá del capital de buena voluntad que se pueda aportar en la relación con Rusia (lo que por ejemplo allana las cosas en una cumbre de la UE con Moscú), no podemos competir con Alemania en su grado de conocimiento e intercambio con Rusia y con el espacio de la ex URSS. Igual ocurre con Asia meridional para el caso de Gran Bretaña y con Francia en el África francófona (con la excepción de Marruecos). Es una cuestión de historia, de medios y de recursos humanos.
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Entonces, ¿vuelta a América Latina? Sí, en el sentido de repotenciar con énfasis ese vínculo leyéndolo en escala planetaria, no sólo en relación con nosotros mismos ni añadidamente en relación con Europa. Y es que las relaciones exteriores que se están desplegando desde América Latina y las iniciativas que distintas potencias asiáticas están desplegando allí (incluidas la Rusia euroasiática, e incluso Irán) están transformando las cosas.
Entonces, ¿vuelta a América Latina? Sí, en el sentido de repotenciar con énfasis ese vínculo leyéndolo en escala planetaria, no sólo en relación con nosotros mismos ni añadidamente en relación con Europa. Y es que las relaciones exteriores que se están desplegando desde América Latina y las iniciativas que distintas potencias asiáticas están desplegando allí (incluidas la Rusia euroasiática, e incluso Irán) están transformando las cosas.
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Los vínculos más llamativos los resume Brasil a lo grande. Hace pocos meses Lula se reunió con sus homólogos del BRIC en los Urales en los días en que se celebraba una cumbre anual de la Organización para la Cooperación de Shanghai. Pero más significativo e inmediato, Itamaraty ha querido jugar un papel de mediación en Oriente Medio. Y más aún, en este mismísimo abril está hablando de la necesidad de dialogar con Teherán para que le asegure al mundo que el enriquecimiento de uranio que pretende es con fines pacíficos. Ciertamente que la pregunta es cuántas de estas iniciativas que vemos las continuará desplegando Itamaraty más allá de la presidencia de Lula. Pero la ambición está allí, además de las ambiciones y necesidades de otros. En efecto, al inicio de la presidencia española de la UE las cifras de comercio exterior le indican a Brasil que en el ejercicio de 2009 China se convirtió en su principal socio comercial sobrepasando a EE UU.
Los vínculos más llamativos los resume Brasil a lo grande. Hace pocos meses Lula se reunió con sus homólogos del BRIC en los Urales en los días en que se celebraba una cumbre anual de la Organización para la Cooperación de Shanghai. Pero más significativo e inmediato, Itamaraty ha querido jugar un papel de mediación en Oriente Medio. Y más aún, en este mismísimo abril está hablando de la necesidad de dialogar con Teherán para que le asegure al mundo que el enriquecimiento de uranio que pretende es con fines pacíficos. Ciertamente que la pregunta es cuántas de estas iniciativas que vemos las continuará desplegando Itamaraty más allá de la presidencia de Lula. Pero la ambición está allí, además de las ambiciones y necesidades de otros. En efecto, al inicio de la presidencia española de la UE las cifras de comercio exterior le indican a Brasil que en el ejercicio de 2009 China se convirtió en su principal socio comercial sobrepasando a EE UU.
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A la vez, hay un sinnúmero de pequeños y no tan pequeños ejemplos que van armando un tablero estratégico mayor. El mismo 7 de abril, día en el que el Secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, exponía en el Círculo de Bellas Artes de Madrid sobre los logros y desafíos de la presidencia española de la UE, Costa Rica y China firmaban un tratado de libre comercio. Chile, mencionado en la ocasión por López Garrido como uno de los dos países hacia donde España coordinó ayuda comunitaria para una catástrofe reciente, tiene como principal socio comercial a China (con la que desde hace años tiene un tratado de libre comercio). En fin, hace un año Perú y China firmaron un tratado similar. En 2010, el año del bicentenario que conmemora las independencias de varios países latinoamericanos, la tendencia a contar con el referente chino se extiende por América del Sur y parte de América Central y el Caribe.
A la vez, hay un sinnúmero de pequeños y no tan pequeños ejemplos que van armando un tablero estratégico mayor. El mismo 7 de abril, día en el que el Secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, exponía en el Círculo de Bellas Artes de Madrid sobre los logros y desafíos de la presidencia española de la UE, Costa Rica y China firmaban un tratado de libre comercio. Chile, mencionado en la ocasión por López Garrido como uno de los dos países hacia donde España coordinó ayuda comunitaria para una catástrofe reciente, tiene como principal socio comercial a China (con la que desde hace años tiene un tratado de libre comercio). En fin, hace un año Perú y China firmaron un tratado similar. En 2010, el año del bicentenario que conmemora las independencias de varios países latinoamericanos, la tendencia a contar con el referente chino se extiende por América del Sur y parte de América Central y el Caribe.
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Ciertamente, España sigue siendo de gran importancia para América Latina (incluido Brasil). Sin embrago, en estos momentos los países del subcontinente no son ni una unidad ni miran tanto a España como tendemos a creer. Además, lo que entendemos como comunidad iberoamericana no es un compartimento estanco y deja muchos espacios que co-satisfacen otros socios.
Ciertamente, España sigue siendo de gran importancia para América Latina (incluido Brasil). Sin embrago, en estos momentos los países del subcontinente no son ni una unidad ni miran tanto a España como tendemos a creer. Además, lo que entendemos como comunidad iberoamericana no es un compartimento estanco y deja muchos espacios que co-satisfacen otros socios.
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Tras la crisis económica (y de parte de algunos propósitos más inmediatos de la UE) la economía europea reemergerá relativamente encogida en el tablero mundial. Más aún, previsiblemente, distintos países asiáticos, encabezados por China, llamarán a nuestras puertas dispuestos a comprar lo barato, además de dispuestos a invertir más, contribuyendo a que nos sintamos relativamente empequeñecidos. Pero también mostrándonos que debemos apurar el paso para reproyectarnos a una Latinoamérica abierta a Asia (también a Oceanía, además de a la India). Y además de a Eurasia (que incluye a Rusia). Y lo más importante de todo: con China como epicentro.
Tras la crisis económica (y de parte de algunos propósitos más inmediatos de la UE) la economía europea reemergerá relativamente encogida en el tablero mundial. Más aún, previsiblemente, distintos países asiáticos, encabezados por China, llamarán a nuestras puertas dispuestos a comprar lo barato, además de dispuestos a invertir más, contribuyendo a que nos sintamos relativamente empequeñecidos. Pero también mostrándonos que debemos apurar el paso para reproyectarnos a una Latinoamérica abierta a Asia (también a Oceanía, además de a la India). Y además de a Eurasia (que incluye a Rusia). Y lo más importante de todo: con China como epicentro.
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Urge mirar cómo se está reconfigurando la balanza de poder en el mundo en 2010, además de en 2015 o en 2020, no de acuerdo a nuestra visiones que se formaron básicamente en la década de los años ochenta del siglo pasado y que tenían a Europa como centro casi exclusivo.
Urge mirar cómo se está reconfigurando la balanza de poder en el mundo en 2010, además de en 2015 o en 2020, no de acuerdo a nuestra visiones que se formaron básicamente en la década de los años ochenta del siglo pasado y que tenían a Europa como centro casi exclusivo.
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