“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”, es una
frase que inmortalizó el filósofo Aristóteles, y en su ulterior se encuentran
inmersas, significado de la personalidad no muy común en el diario vivir.
No es cómodo en estos tiempos arrimarse a escudriñar lo
desconocido, lo que no se encuentra en la superficie; ir a lo profundo,
cuestionar con valentía se ha convertido en un reniego del estatus quo, y
cuando se hace, nos encontramos con una sombrilla de estatutos generales que
tiene un patrón.
Aquella expresión aristotélica posiblemente tenga más de
2,300 años, sin embargo en la actualidad hay doctrinas muy renovadas, que al
hacer un quiasmo, nos sugieren más acción al observar, analizar y criticar.
El espíritu crítico no puede desaparecer de la sociedad, es
por esto, que el gran filósofo francés contemporáneo, Edgar Morín, ha cimentado
la tesis del Pensamiento Complejo, el cual ha venido a redimir los pasos de la
visión de lo complicado, ver donde otros no puede ver, desencumbrar lo complicado
y lo difícil de comprender.
En ese contexto, Morín, hace una síntesis en su definición, y
dice que es “un método de pensamiento
nuevo, válido para comprender, lo incomprendido”.
Visto así, tanto Aristóteles como Edgar Morín, nos llevan a un
mecanismo de vida social e intelectual para agudizar los sentidos ante los
retos del día a día y sus laberintos, para ellos es preciso analizar la magnífica
teoría del Décimo Hombre.
Dicha teoría es muy usada por los israelitas, y en la misma,
se trata no solo de aceptar una solución consensuada por la mayoría, sino que
esa solución es puesta en duda constantemente.
La teoría del Décimo Hombre se forja poniendo en
duda cada paso que se da, no como una simple crítica, más bien para
fortalecer su solidez intelectual desde otra visión.
Esa debe ser la actitud, el Décimo Hombre, el cual Aristóteles
llamó “dudar y reflexionar”, y Morín lo ha señalado como el Pensamiento Complejo,
trabaja en una alternativa crítica, mientras el resto lo hace con
alternativas más cómoda.
Es necesario significar, que no es obligatorio que sea un
grupo de diez personas, pues la misma no se trata de un número cerrado, más
bien es una actitud para buscar el balance de lo que se analiza.
Sea crítico, no dude en pensar de forma compleja!
El autor es
abogado y Licenciado en Relaciones Internacionales.-
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