Las ordenanzas 19-2012, 23-2014
y 15-2014 de
la Alcaldía de La Romana modifican los nombres de las calles en cuatro sectores
de la ciudad.
Más de quince designaciones se efectuaron a calles sin nombres, y que en
otros casos se identificaban por números.
Esos nombres escogidos pertenecen a héroes y personalidades nacionales,
excepto la antigua calle séptima de Villa Alacrán que lleva el nombre de una
extrajera, la señora Elena G. de White.
Algunas quejas y criticas al proponente, que este caso recae en la autoría
de quien suscribe, en razón formular que su nombre fuera escogido; el estéril
argumento es: “Tantos dominicanos
meritorios y se reconoce a una extrajera”.
Ella no es la única figura internacional desdeñada en República
Dominicana por tener tal distinción. Del mismo modo, hemos visto, leído y oído,
vilipendiar a Charles de Gualle, George Washington, Abraham Lincoln y J. F. Kennedy;
ya que sus nombres forman la identidad de las principales calles y avenidas del
Distrito Nacional y Santo Domingo.
Esa sinrazón, escasa de objetividad, no deja valuar los aportes de
personalidades extrajeras que han sido inmortalizados por sus obras, y por ello
son objeto de reconocimientos en muchos países del planeta.
Deja mal parados a los ultranacionalistas, cuando en el año 2000, el ex
alcalde New York, Rudolph
Giuliani, designó la avenida St. Nicolás que atraviesa los barrios de Harlem y
Washington Heights, por la calle 162 con el nombre de Juan Pablo Duarte.
Es oportuno recordar que en este mismo Estado, que es la metrópolis más
famosa del mundo, la esquina 175 de la avenida broadway, en el Alto Manhattan, lleva el nombre del distinguido
dominicano, Don Freddy Beras Goico.
Como si fuera poco, y tan reciente como hace cuatro
meses, a raíz de la despedida del beisbolista David Ortiz, la cámara de
representantes de Massachusetts votó para denominar el antiguo puente Mass Pike de la avenida Brookline con el nombre de Big Papi, además de renombrar la
calle que cruza por la estación de tren al fenway park, como David Ortiz.
Otros dominicanos, como es el caso del profesor Juan
Boch y Pedro Enrique Ureña, sus nombres han sido consagrados para reconocer
calles, parques y centros educativos por decisión de funcionarios que actúan en
sociedades sin
complejos.
El autor es
abogado y Licenciado en Relaciones Internacionales.-
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